El problema es que nunca me llegué a sentir segura a tu lado.
Mantengo mis garras fuera para cuando decidas arañarme.
Algo dentro de mi sabe que tarde o temprano lo harás.
Y quizás será culpa mía o tuya o de los dos.
Pero tus voces pasadas me gritan muy fuerte y me advierten constantemente de una posible amenaza.
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