Atravesé las puerta de lo irreal.
Y el mundo desapareció tal y cómo lo conocía.
Todo se volvió posible.
Mi mente se transformó y me hizo viajar por todo el universo.
Podía oler la música y ver los olores.
Mi percepción del mundo cambió por completo.
Sentí que me perdía para no encontrarme.
Agarrándome a la realidad aun que esta, resbaladiza, se escapaba entre mis dedos.
La locura más infinita se apoderó de mi.
Crucé el humbral y allí estaba, cómo un sueño abstracto, la belleza más pura e inimaginable que todo ser querría encontrar.
Yo lo ví por un segundo y luego desapareció.
Jamás volví a ser la misma.
lunes, 26 de marzo de 2012
jueves, 22 de marzo de 2012
Nada existe ya.
Si no es palpable, es invisible.
Quien no quiere ver jamás verá.
No se puede entrar dónde no hay puertas ni ventanas, ni si quiera se puede intentar tumbar el muro cuando no hay nada detrás.
Estoy atada de manos y pies.
Y tu no lo ves, pero me estoy rompiendo.
Y dejaré de exisitir.
Y de mi ya no quedará nada.
Pero si de verdad quieres salvarme, solo tienes que gritar.
Si no es palpable, es invisible.
Quien no quiere ver jamás verá.
No se puede entrar dónde no hay puertas ni ventanas, ni si quiera se puede intentar tumbar el muro cuando no hay nada detrás.
Estoy atada de manos y pies.
Y tu no lo ves, pero me estoy rompiendo.
Y dejaré de exisitir.
Y de mi ya no quedará nada.
Pero si de verdad quieres salvarme, solo tienes que gritar.
domingo, 18 de marzo de 2012
sábado, 17 de marzo de 2012
jueves, 15 de marzo de 2012
Go ahead.
Por que al fin y al cabo todo se trata de echarle cojones.
Y a eso es a lo que voy, con todas las de ganar y las de perder también.
Desnuda y sin escudo pero con las ganas suficientes.
Dejarse de excusas y barreras de plástico.
Ser consecuente con lo que la cabeza y el cuerpo pide.
Porque cómo dice Henri Chinaski, en Factotum: "Si vas a hacer algo, hazlo hasta al final. De lo contrario ni si quiera lo intentes."
Y a eso es a lo que voy, con todas las de ganar y las de perder también.
Desnuda y sin escudo pero con las ganas suficientes.
Siendo consciente de que el miedo al fracaso es real y tangible.
Pero evitando que no te paralice.
Al miedo hay que mirarle a la cara y sin pestañear.
Y de eso se trata.
De no echarse atrás a la primera de cambio (ni a la segunda, ni a la tercera).
De coger carrerilla y llevarlo a cabo.
Sin mirar atrás.Sin prisa pero sin pausa.
Por que merezca la pena o no, siempre es mejor intentar derribar el muro, aun que te dejes los nudillos en ello, que quedarse mirando cómo cada vez se hace más alto.
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