domingo, 9 de enero de 2011

Demencias VI

Siempre me ha gustado ponerme la ropa de los demás.
No es una cuestión de avaricia, ni de querer quedarme con las cosas que no son mias, sino todo lo contrario.
Creo que tiene que ver con eso de estar en un espacio dónde esa persona haya estado antes, para tenerla un poco más cerca.
No se si me explico, ultimamente se me da fatal.

Recuerdo que de pequeña mi padre era una de mis víctimas favoritas.
Al principio se enfadaba por no encontrarlas y al final me las acababa regalando al ver la ilusión que me hacía ponerme ese jersey tan calentito del año de la mariacastaña 5 tallas mas grandes.
Y bueno, de hecho, aún lo sigo haciendo, para que mentir.

Tengo una extensa colección de ropa cuidadosamente usurpada de todas aquellas personas que me han ido dando calorcito durante mi vida.
Podriamos decir que es una forma de mantenerlas cerca por mucho tiempo que pase.

Es una manía que a algunos les saca de quício (véase mi madre histérica buscando su jersey de flores un Lunes por la mañana) y que otros, hasta acaban por hacerla suya (por ejemplo ese que aún tiene mi camisa de cuadros favorita).
Se como sea, es algo que creo que nunca dejaré de hacer.
Es una de esas manias tontas e incurables.
Asi que pido perdón por adelantado a todas aquellas personas que esten pensando en llamar a mi puerta.
No os enfadeis si alguna vez os falta vuestra camiseta favorita,
significará que realmente sois importantes en mi vida.

2 comentarios: