Llenos de ilusión sácamos la cabeza fuera del nido, para echar una ojeada a aquello que nos rodea.
Nos aferramos a cualquier esperanza, a cualquier posibilidad de abrir las alas y poder batirlas sin miedo.
Buscamos sin saber que es lo que queremos encontrar, y cuando encontramos, no sabemos reconocerlo por que nuestros ojos no nos permiten ver más allá...
Entonces volvemos, asustados, a los brazos que un dia nos dieron seguridad.
De vuelta al nido, al hogar dulce hogar.
Al mundo perfecto creado dentro de nuestra imaginación.
A la seguridad de lo familiar, de lo ya conocido. A lo previsible.
Pero nuestra alma llora desconsolada por no haber sido capaces de batir el vuelo aun que nos pille la tormenta.
Y volveremos a intentarlo,
y volveremos a asustarnos.
Y así un dia querremos batirlas tan fuerte para recorrer lo nunca recorrido, que cerraremos los ojos para no ver que es demasiado tarde...
que el cielo se cerró antes de que pudieramos ver el sol.
Que la vida se nos apaga, y que nunca jamás podremos abrir las alas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario