lunes, 23 de agosto de 2010

Cursiladas a media noche.

Cuento las horas y los minutos en silencio para volver a tener tus ojos enredados entre mi pelo de limón.
En silencio si, por que tu ya sabes lo que a mi me gusta escuchar la nada.
Y procuro hacerlo siempre todo de puntillas para que no te asustes cuando las puntas de mis pies acaricien tu espalda.

Y tengo que fingir a veces que no me muero de ganas de gritar mil cosas a los cuatro vientos.Pero no me importa demasiado, por que se que aun que yo no lo crea, puedes leerme un poquito, aun que solo sea un par de lineas retorcidas sin puntos y a parte.

Y no sabes lo que me encantaria hacer un agujero pequeñito entre tus costillas con uno de esos taladros que no duelen ni hacen ruido, y mirar por él durante horas.
Y ver todo lo que tienes dentro.
Por que aun que te diga que no quiero saberlo todo de ti, ya sabes que a veces miento más que hablo y que digo medias verdades escondidas.

Y me arriesgo a pecar de cursi y a acabar escribiendo algo parecido a una novela rosa de esas que venden en las gasolineras, pero chico, que le voy a hacer.
Esta imagen de tipa dura y fría no se puede mantener durante mucho tiempo.

Y tu bien lo sabes, que mi piel es traicionera y de gélida tiene más bien poco.

1 comentario:

  1. Me gusta el final.

    Y dicen que por dentro, todos somos muy feos.
    Así que entre pieles y pliegues, ya me dirás qué encuentras, señorita Margot, no vaya a ser que sea buena idea ponerse a taladrar (flojito, claro...que me sé de una a la que ir directa.)

    :)

    ResponderEliminar