Las noches se pasan lentas y espesas.
Los minutos se convierten en horas y las horas en dias.
No puedo dormir, pero no soporto estar despierta.
Solo puedo quedarme quieta y fijar la mirada en algo sin ver nada.
La pantalla es mi ventana, y he empezado a hablar sola.
Me escondo entre cuatro paredes y las araño hasta sangrar.
No se dónde está la puerta y a veces no me apetece buscarla.
Intento mover cosas con la mente, pero no soy capaz de mover mi propio cuerpo de la cama.
Me estoy quedando sin piernas y mi cerebro se derrite.
Ayer es igual que hoy y hoy será igual que mañana.
Para mi ahora el tiempo no existe.
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