Se dice que a base de errar el ser humano aprende a moderar su conducta.
No hay mentira más grande en este mundo que esa.
El ser humano es adicto al dolor, por lo tanto nunca aprende de ello.
Somos capaces de sacrificar nuestra idílica(o no tan idílica vida) por apenas un error que nos llene y nos reconforte al instante.
A caso Eva no comió de la manzana aún sabiendo que iba a ser expulsada del paraíso?
Nosotros llevamos siglos siguiendo su ejemplo, y comiéndonos todas las manzanas que se nos ponen al alcance.
El ladrón roba aún sabiendo que puede ir a la cárcel.
El asesino mata pese a saber que le espera la silla eléctrica.
El infiel sacia su instinto aún poniendo en juego su relación.
Los románticos amamos aún sabiendo que no será eterno, y que sufriremos cómo condenados.
El ser humano no quiere vivir en el paraíso. El ser humano renuncia de la moderación y la vida perfecta.
Perfección es sinónimo de llanura. De no plenitud.
Algunos lo llaman pecar o tropezar con la misma piedra.
Yo prefiero llamarlo vivir.
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