No intentes enterrar el dolor: se extenderá a través de la tierra, bajo tus pies;se filtrará en el agua que hayas de beber y te envenenará la sangre.
Las heridas se cierran, pero siempre quedan cicatrices más o menos visibles que volverán a molestar cuando cambie el tiempo, recordandóte en la piel su existencia, y con ella el golpa que las originó.
Y el recuerdo del golpe afectará a decisiones futuras, creará miedos inútiles y tristezas arrastradas, y tú crecerás como una criatura apagada y cobarde.
Lucía Etxebarría
(Beatriz y los cuerpos celestes)
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