Corre.
Ahora eres libre para hacer lo que quieras cómo y cuándo tú y sólo tú decidas.
Ahora ya no hay nadie agarrantote por el cuello con una soga.
Ya nadie tira de tus manos cuando intentas dar un paso al frente.
Ahora sólo quedan marcas en tus muñecas, de aquellas cuerdas que un día te mantuvieron atada a aquél mástil.
De aquella mordaza apretada con fuerza sobre humana que te impedía hablar, gesticular e incluso respirar.
Ahora tienes permiso para gritar.
Para gritar hasta reventar tus cuerdas vocales.
Respirar hondo llenando tus pulmones de oxígeno limpio y puro.
Inhalar tan profundamente que tu pecho estalle en mil pedazos manchando todo de vísceras y sangre.
Creando así la más hermosa de las muertes.
Sal a calle para deleitar al mundo con la primera sonrisa de tu vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario