miércoles, 20 de octubre de 2010

Demencias II

A veces me pregunto cómo lo hará el resto para no estallar por dentro con tanto desorden.
Por algun lado tendrán que ir sacando todo aquello que se acumula dentro, digo yo.
Hace falta algo que deshaga todo eso y lo convierta en polvo.
Tengo la sensación de que tendría que meterme algo así cómo un tubo de metal entre costilla y costilla para empezar a soltar toda la mierda que se agarra a las paredes mi cuerpo y no me deja vivir.


Y pensar...que hubo una vez en que todo esto fluía sin más, con total libertad...
Empiezo a pensar seriamente que tú eras ese canal.
Y ahora que no noto más que el hueco que tu silueta dejó en mis manos, me doy cuenta de que estoy inacabada.
Soy como un esbozo a carboncillo de lo que iba a ser tu gran obra maestra.
Que lejos de la realidad me parece ahora todo aquello que una vez fui.



Tengo tantísimas cosas que mostrarte y tan pocas ganas de hablar...


Al final va a resultar que si que estoy enferma de verdad, y que mi cabeza no funciona cómo se supone que deberia de hacerlo.
Yo ya no se que pensar.
Es cómo tener cien espirales girando en direcciones inventadas dentro del cerebro.
De vez en cuando una se para y me provoca un cortocircuito digno de provocar incendios que que podrían quemar héctareas.
Aun que los demás sólo puedan ver las chispas.


Algún dia voy a arder, y de mi sólo quedarán las cenizas...







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