Tristeza no me entretengas.
Es una norma fácil de imponer, y de sencillo cumplimiento.
Ya había aprendido a correr antes de nacer. Correr solo es de gallinas si se trata de una huida, llorar es de lloricas todas las veces, aunque también es un invento para humanos. Hay que aprender a mirar al sol sin gafas. Hay que aprender a correr más rápido que la tristeza no para huir de ella, sino para vencerla en la carrera.
Tristeza, no me entretengas.
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